¿Ha escuchado decir que los niños son como esponjas que
absorben todo lo que observan y oyen a su alrededor? Considerando esto, nos
dicen que debemos estar conscientes sobre cómo nos comportamos alrededor de los
niños porque ellos harán lo mismo que nosotros.
El ser humano tiene la capacidad de imitar. En el
contexto de los prerrequisitos del lenguaje, distinguimos entre la imitación
motora y la imitación verbal. La imitación motora se refiere a la capacidad
para imitar movimientos y gestos; mientras la imitación verbal se refiere a la
capacidad para imitar sonidos, sílabas y palabras. Estas destrezas de imitación
son fundamentales para el aprendizaje y para la adquisición del lenguaje. Desde
muy pequeños, los niños comienzan a imitar lo que observan y a repetir los
sonidos y palabras que escuchan. Por esta razón, es de suma importancia que los
adultos seamos buenos modelos de comunicación y, eventualmente, los niños irán
adquiriendo el lenguaje que escuchan.
Recomendaciones para estimular la imitación:
·
Realizar movimientos con distintas partes del cuerpo para
que el niño imite.
·
Realizar movimientos sobre objetos (realizar movimientos
con carritos, usar un cepillo para peinarse o cepillarse los dientes, construir torres de bloques, etc.)
para que el niño imite.
·
Realizar sonidos ambientales, sonidos de animales,
sonidos de vehículos para que el niño los imite.
·
Proveer libros y juguetes con sonidos para que el niño los imite.
·
Realizar sonidos de vocales, consonantes y sílabas para
que el niño los imite.
·
Producir palabras para que el niño imite.
·
Bailar y cantar canciones para que el niño imite.
Si su pequeñín tiene 12 meses y presenta dificultad para imitar, es importante consultar con su pediatra o algún especialista en el área del desarrollo. Mientras más temprano se identifique alguna dificultad y se realice una intervención temprana, podemos potenciar la capacidad del desarrollo del niño y prevenir o minimizar dificultades mayores.
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